El arte de ganar elecciones: los secretos de la creación de consenso según Quinto Cicerón

Estamos en el año 64 a.C., en Roma. Se acercan las elecciones consulares y el ambiente es tenso. Los candidatos se enfrentan sin piedad, se forman alianzas, se hacen promesas, corren rumores de corrupción. Los barrios hierven de propaganda, las plazas están llenas de gente, las alianzas cambian a diario: un panorama que podría describir cualquier elección moderna.

Marco Tulio Cicerón, el orador más brillante de su tiempo, decide postularse al consulado. ¿El problema? Es un homo novus, un hombre sin ascendencia aristocrática. Como si un profesor universitario quisiera ser presidente sin partido ni apellido famoso.

Para ayudarle, su hermano menor, Quinto Tulio Cicerón, le escribe un pequeño pero increíble manual: el Commentariolum Petitionis. Un texto de menos de treinta páginas que bien podríamos llamar “Guía práctica para conquistar el poder”.

Leerlo es como hojear un manual de campaña actual. Las reglas son las mismas. Aquí va una selección actualizada de los consejos de Quinto, que parecen escritos para nuestros días:

  1. Construye tu personaje público
    Recuérdate cada mañana quién eres, qué quieres y dónde estás: “Soy un outsider, quiero poder, estoy en la ciudad más dura del mundo”. Si no eres conocido, hazte conocer. Tu arma principal: la palabra. La elocuencia es tu altavoz.
  2. Crea una red de amistades… muy amplia
    En política, un “amigo” es cualquiera que te salude, te sonría o te prometa algo, aunque sea vago. Pero los aliados reales también cuentan: los que has ayudado o defendido. Asigna tareas, involúcralos, hazlos sentir esenciales. Y cuida con los falsos amigos.
  3. Adula, promete, conquista
    La adulación es un defecto… salvo en campaña. Allí es virtud. Sonríe siempre, no digas nunca “no”, o dilo tan amablemente que parezca un “sí”. El objetivo: agradar a todos.
  4. Muéstrate. En todas partes. Con todos.
    Hazte ver. Ve al foro, saluda a la gente, rodéate de multitudes bien escogidas. La gente vota por quien parece ganador. La visibilidad pública —hoy diríamos “presencia en redes”— transmite poder.
  5. Gana a los poderosos… y a los barrios
    No bastan los senadores. Hay que atraer también a centuriones, tribunos, artesanos, libertos, incluso esclavos influyentes. Piensa en distritos, regiones, colegios. Necesitas un rostro aliado en cada rincón.
  6. Intimida (con sutileza) a tus rivales
    Deja entrever que los vigilas. Que podrías llevarlos a juicio. No amenaces abiertamente, pero haz que lo teman. En política, como en la mafia: mejor ser tu amigo que tu enemigo.
  7. Haz espectáculo
    Tu campaña debe ser una fiesta: banquetes, discursos, gestos grandiosos. Sé generoso, activo, carismático. Hasta el votante más pobre quiere sentirse parte de algo grande.

En resumen: han pasado dos mil años, pero la gramática del poder sigue igual. Las estrategias de hoy ya las conocía un romano con toga almidonada.

Quinto no inventó la política, pero sí entendió su esencia: un arte que mezcla seducción y cálculo, audacia y memoria, teatro y astucia.

Así que, si te desesperas ante promesas vacías y sonrisas fingidas… consuélate: nuestros políticos, para bien o para mal, siguen el mismo guion desde hace milenios…

by Brunus